Desmedicalización

Uno de los principios de la salud mental es exactamente el principio de desmedicalización, en el sentido de no apropiarse de todos los problemas de una comunidad como problemas médico-sanitarios.

Vivimos y criamos a nuestros hijos en una sociedad que medica a la población desde la más tierna infancia, que reduce al ámbito médico problemáticas de complejidad psicosocial, convierte dificultades naturales en trastornos mentales, y trata los eventos vitales como si fueran enfermedad. Persuadidos de que el medicamento es un bien de consumo, nos alejamos peligrosamente del sentido de la vida, sin pararnos a pensar en el impacto que esto puede causar en la humanidad. En medio de este escenario, el enfermo psiquiátrico se lleva la peor parte. Bajo los efectos inhabilitantes de la medicación, se enfrenta al estigma y la exclusión.

Dejar la medicación por completo, reducirla en parte o simplemente adquirir una mayor sensación de control, la desmedicalización implica ser visto y ser escuchado. Un paciente que a su propio tiempo y en sus propios terminos se va convirtiendo en haciente; hacedor de su propio proceso, hacedor de su propia verdad. Imprescindible para reconstruir una vida digna, con o sin enfermedad.